Cuidar las lagunas en Ecuador
"Nuestro aprecio por nuestra tierra y el agua viene de nuestros abuelos, ellos entienden que hay que preservar esta fuente de vida".
A sólo una hora y media de Quito, a 3.800 metros sobre el nivel del mar
se encuentra el Complejo Lacustre de Mojanda, una serie de remotas lagunas de agua dulce en los Andes ecuatorianos.
Son tan impresionantes como esenciales para la salud de las comunidades y el ecosistema circundantes.
Las montañas cubiertas de hierba dominan las lagunas, que proporcionan agua dulce a unas 200.000 personas y riego para las prácticas agrícolas locales de gran parte del norte de los Andes ecuatorianos.
Sin embargo, para 2018 estaba claro que el complejo de Mojanda y el acceso de las comunidades al agua estaban amenazados.
Este entorno que alguna vez fue prístino estaba al borde del no retorno con el turismo no regulado, la quema excesiva en los ecosistemas montañosos y la expansión de la frontera agrícola, incluida la industria local y dominante de la floricultura de invernadero, una de las mayores exportaciones de Ecuador.
María Elena, una joven e inspiradora líder de Pedro Moncayo, estaba decidida a ayudar a encontrar una solución.
Al crecer, María Elena vio lo importante que era conservar las fuentes de agua para su comunidad. El agua sería accesible para todos, sólo si toda la comunidad colaboraba en el cuidado de los canales y del sistema de agua. Siempre supo que el acceso al agua era un esfuerzo colectivo.
"Las lagunas no pueden ser vistas como una fuente de ingresos, sino como lo que realmente son: un espacio que da vida a toda una comunidad, a toda una región. Sin las lagunas de Mojanda, las comunidades desaparecerían y la gente emigraría a otras zonas en busca de agua."
Esta es su inspiración.
"Las lagunas no pueden ser vistas como una fuente de ingresos, sino como lo que realmente son: un espacio que da vida a toda una comunidad, a toda una región. Sin las lagunas de Mojanda, las comunidades desaparecerían y la gente emigraría a otras zonas en busca de agua."
"Desde que era niña, siempre me gustó participar en la defensa de los derechos de la gente. Mi padre era un líder, así que solía ir con él a las mingas -reuniones comunitarias- para organizar nuestro trabajo colectivo".
Eso es exactamente lo que ha hecho como presidenta de UCCOPEM, la primera mujer joven líder en la historia de la organización.
En 2016, la UCCOPEM se unió a la Plataforma por la Tierra y los Territorios Sostenibles de Ecuador y a Ecolex, al gobierno local y a otros actores, para crear un área de conservación que pudiera proteger el ecosistema local y, al mismo tiempo, salvaguardar los medios de vida de las personas.
El proceso de creación de la zona de conservación se diseñó para que fuera lo más participativo e inclusivo posible. Juntas, las comunidades locales determinaron lo que consideraban las formas más adecuadas de gestión del ecosistema, expresando sus necesidades e intereses. A lo largo del proceso, las comunidades locales no solo tuvieron un asiento en la mesa, sino que lideraron la conversación.
En 2019, tras tres años de trabajo colectivo, se estableció oficialmente el Área de Conservación y Uso Sostenible de Mojanda -también denominada ACUS.
"Todo lo que hemos podido superar es gracias a nuestro trabajo colectivo, beneficiando no a individuos, sino a toda la comunidad. Antes se permitía a los turistas subir aquí y hacer hogueras y dejar su basura".
"Lo primero que se hizo fue la limitación de la frontera agrícola, luego hicimos un levantamiento de la flora y la fauna y de la tenencia de la tierra y, en cuarto lugar, la ordenanza municipal para declarar el ACUS. Gracias a la declaración, nuestros bosques han florecido, han disminuido los incendios y se ha regulado el turismo."
Al regular el suministro de agua, mitigar las inundaciones y las sequías y promover la biodiversidad, las poblaciones locales están mejor preparadas para afrontar los efectos del cambio climático. La declaración es sólo el comienzo de un largo camino por recorrer, que incluyó posteriormente la aprobación del Área de Protección Hídrica de Mojanda (APH), clave para ampliar y reforzar la protección del territorio y los recursos hídricos a nivel nacional.
Nada de esto habría sido posible sin la experiencia y los valiosos conocimientos de las generaciones mayores sobre cómo conservar la vida y la naturaleza. Pero ahora, según María Elena, está en manos de su generación asegurar que este importante pero primer paso se lleve a cabo.
"Me atrevo a decir que mi generación ya tiene conciencia ambiental. Mojanda ya no es sólo un lugar al que subimos para hacernos una foto, sino que vemos la conservación como el objetivo y tenemos que preservar nuestro ecosistema, no sólo para nosotros sino también para nuestras hijas e hijos."
Conozca más sobre cómo la ILC está mejorando la gobernanza de la tierra centrada en las personas en Ecuador en un resumen de nuestras contribuciones.
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